Hace un mes os hablaba de mi pasión por los libros,
que comparto con mi abuela (yo le paso libros a cambio de que me explique sus recetas de cocina (y algún que otro libro), por mucho que me empeñe mi tortilla de patatas, mis bizcochos o mis acelgas, etc., no tienen el mismo sabor y la misma gracia que las de mi yaya...¿¿Qué truco tendrá para qué todo le salga tan rico??. Yo creo que es que le pone amor, mucho amor). Os conté que le había prestado
Los pilares de la tierra, pues ya lo ha terminado!! Mientras lo leía y cuando la veía se lo notaba entusiasmada, no dejaba de hablarme de John Builder, de su hijo al que llamaba 'el pelirrojo', de la catedral...se metió de lleno en la historia.
El otro día vino a devolvérmelo, y me pidió otro jaja.
He pensado en escribir de vez en cuando sobre los últimos libros que me haya leído, dar mi opinión, es algo que me apetece y como es mi blog pues...xD
(hago lo que quiero con miiii bloggggg...).Empiezo con
Anécdotas de enfermeras.A mí sinceramente no me ha gustado, es más me ha decepcionado. Yo me esperaba un libro que hablara de anécdotas de enfermería (evidente), pero tratadas de una manera curiosa, con respeto hacia los enfermos y hacia la profesión
(al menos el prólogo te hace creer eso). Sin embargo me he encontrado un libro, que sí, que explica historietas del día a día de un hospital pero sin ninguna sensibilidad, burlándose de la poca cultura que algunas personas tienen, de su edad y su torpeza.
¿Qué culpa tienen ellos, un abuelo por ejemplo, de no saber pronunciar el nombre, rarísimo, de un medicamento?
Creo que la línea que separa lo gracioso de lo vulgar es muy fina y en este libro, por desgracia, se ha cruzado. No sé si en todo este tiempo habéis pillado mi sentido del humor, pero a mí no me gusta caer en ese tipo de cosas. Yo me río mucho de mí misma, creo que es el mejor ejercicio,
como un día que conté que fui con un trozo de barro pegado en la frente, o lo
del granaco, o
mi torpeza en la copistería...pero claro, no siempre hablo de mí. Como cuando hablo de otra gente, por ejemplo, hace un par de semanas escribí
un post con mi exjefe de protagonista. Comenté que los Wc's deberían estar separados para no oler ciertas cosas, pero no me metí por el hecho de que apestara porque evidentemente a nadie le huele a rosas. Posiblemente a veces me haya metido demasiado con alguien, como con mi
exjefa del
cutrecurro, pero joder, no he hecho un libro.
En la facultad no dejan de hablarnos de que la profesión de enfermería está infravalorada, no se respeta, blablabla. Pero
coño también hay que hacerse respetar, no?.
El libro recoge las vivencias de diferentes enfermeras de diferentes ciudades del país. Pequeños relatos
(con algún que otro error 'gordo'), donde podemos saber la edad que tienen y donde trabajan. La mayoría son
'dinosauras'; enfermeras que todavía no han cambiado el chip y siguen siendo ATS en su interior.En varios relatos se mofan de la incultura de la gente, pero me apetece destacar algo todavía más grave, a mi parecer. Una enfermera catalana explica que un cardiólogo 'muy cachondo' y muy bueno en su trabajo pero de los que 'si pasas por el pasillo y les viene bien te pegan un pellizo'.
¿¿¿¿Mande????
Y continúa.
Explica que ella le estaba tomando la presión a un paciente y que este médico se levantó para auscultarlo y en esas el aprovecho para 'pellizarle el culo'. Ahora viene lo mejor, la reacción de ella, dice que se quedo 'tiesa', 'muy erguida' y 'roja'. Pero luego sigue explicando y no dice que se molestara, simplemente le siguió el juego y todo eso delante del paciente. ¿que imagen queremos dar?. Vamos, a mí me parece vergonzoso. Que si quieres ligar, lo haces fuera del trabajo.
¿imagináis en cualquier otro trabajo esa situación? Que tu estés currando, de lo que sea, y venga un tipo y te pellizque/te toque el culo?
Esta es otra anécdota más para alimentar el mito erótico de la enfermera de los años 70, con falda corta, enseñando muslo y pechamen. Una pena.