miércoles, 30 de marzo de 2016

Cuando todavía no sabía que estaba embarazada



Después de mi post sobre el paciente fugado y sobre el paciente que no dejaba de llamar a la policía llegó otro nuevo capítulo a mi vida en esa semana de noches: la paciente que casi me estrangula. 

Todavía no sabía que estaba embarazada pero yo no me encontraba muy fina y encima me pasó lo que os contaré a continuación . Estaba haciendo noches esa semana en el trabajo y tenía náuseas y me costaba dormir por las mañanas. Lo achaqué al turno de noche y no le di más importancia. 

La noche no iba mal...(porque con esta frase empiezan las mejores historias de los turnos de noche) había terminado la medicación y tocaba ya acomodar a los pacientes y hacer los cambios posturales que tocaban, esas cosas. Quedé con mi compañera en una habitación, ella iba a coger algo y nos encontrábamos allí. Total que llegué yo y saludé a la paciente a la que íbamos a hacer el cambio postural. Cuando me miró ya supe que algo no iba bien. 

Mirada que acojona

No voy a entrar en detalles, pero os diré que la peli del exorcista se queda corta. Hubo unos minutos de negociación, de hablar, de calmar la situación pero la paciente no estaba por la labor. Finalmente, se levantó de la cama, arrancándose vía periférica (por suerte no se arrancó la central), sonda vesical, drenaje...todo lo que se podía arrancar fue arrancado. Intenté impedirlo pero tenía una fuerza que no me esperaba que tuviera. Entonces se levantó, me agarró del cuello y empezó a apretar. No vi pasar mi vida en imágenes pero casi. Intentaba liberar su mano de mi cuello y no podía, ¿cómo podía tener más fuerza una mujer que pesaba la mitad de lo que yo peso?. No lo sé pero la tenía. Total que al final conseguí liberarme y cuando iba a apartarme de ella me agarró del pelo y empezó a tirar. En esa ocasión ya grité HELP y las otras pacientes tocaron al timbre pero allí no venía nadie. A los pocos minutos llegó mi compañera que me encontró medio doblada y con la paciente tirando de mi coleta como una posesa. Mi compañera trató de liberarme y tampoco podía. Vinieron mis otros dos compañeros porque el timbre seguía sonando y entre los cuatro pudimos. Tuvo insultos, patadas y demás para ellos también. Fue increíble esa noche, creo que será difícil de superar. Todo eso sucedió porque había empezado con una pastilla ese día por la mañana y por lo visto no había tenido buena reacción. Lo malo fue que los efectos secundarios aparecieron por la noche y yo fui la primera en sufrirlos. La leche. 

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