La curva de la extinción y la alergia de Brut

Ya conocéis a Brut porque soy una pesada que no deja de hacerle fotos y subirlas al twitter o a instagram o al facebook. Por aquí ya he contado que estamos con un adiestrador, que más que adiestrarlo a él nos adiestra a nosotros. Él apuesta por la educación en positivo, vamos, no tiene nada que ver con lo que vemos en el programa de César Millán que usa el castigo para que los perros obedezcan. 

Brut mirando por la ventanilla

Brut en el Ebro

Lo primero que nos dijo es que había que reducir el estrés del perro, y una de las reglas básicas es la de no tocar, no hablar y no mirar. Si el perro hace algo malo y yo le regaño le estoy prestando atención y eso es un refuerzo. Aunque yo me enfade, aunque no le acaricie, para él es un refuerzo que le hable, aunque sea con más volumen y enfadada o que le mire. Entonces si queremos que esa conducta que no nos gusta se extinga no tenemos que prestarle atención, así él comprenderá que por ahí no va a conseguir nada de nosotros. Es muy fácil decirlo pero muy difícil de hacer cuando ves que está destrozando una de tus zapatillas o un calcetín.

Además el adiestrador nos dijo que al empezar con esto íbamos a sufrir la curva de extinción. Y así fue. Brut al ver que le ignorábamos aún se portaba peor para intentar que le prestáramos atención y siguió así hasta que comprendió que por ese camino no iba a conseguir nada.. No teníamos que flaquear, y por suerte sobrevivimos a la curva. 

Entre clases con el adiestrador, jornadas de socialización con otros perros y demás también hemos pasado momentos complicados relacionados con su salud. Hace unas semanas después del paseo de la mañana, el perraco empezó a vomitar y se quedó tendido en el suelo sin moverse y respirando muy deprisa. Cuando me acerqué a él ni me miraba, ni me saludó ni nada (que no movió la cola, ni se acercó a mí), se veía que se encontraba muy mal. Vomitó un poco más y luego parece que se le pasó. 

Pero no fue así, a la media hora empezó a rascarse la cara con las patas y contra la alfombra. Estaba muy nervioso y al mirarle le vi toda la cara hinchada. En las dos fotos de arriba se ve a Brut con la cara normal, y otra con la cara hinchada ¿lo notáis? me preocupé mucho porque parecía una reacción alérgica y me asusté ya estaba pensando en edema de glotis y muerte y destrucción (que mal lo pasamos) así que salí pitando al veterinario que le pinchó un urbason en el culo y me mando pastillas por si acaso la cosa no bajaba. El problema es que no sabemos si le picó algo o fue alergia a alguna cosa, lo que sea nunca lo sabremos, por suerte no le ha vuelto a pasar.

Nunca pensé que me podría preocupar tanto por un animal y creo que puede ser difícil de entender para aquellos que no tengan animales de compañía, pero uno se preocupa y mucho, porque al fin y al cabo es uno más de la familia.