miércoles, 18 de marzo de 2015

El paciente al que se le va la pinza

La misma tarde del paciente que se fugó sucedió algo que también me llevó a la locura. Ya pasó algo raro antes de eso. Estábamos en el cambio de turno hablando y el hombre del que trata este post empezó a decir que estábamos hablando mal de él, que ayer el personal se había ido de fiesta y que ahora estábamos criticándolo. Le dijimos que no, que estábamos haciendo el cambio de turno (lo hacemos a pie de cama) y que no se preocupara que nadie decía nada malo de él. En ese momento decidimos que la próxima vez que fuera al baño le cogeríamos una muestra de orina porque estaba claro que el hombre se estaba comportando raruno. Hablé con la médico informándole que el paciente estaba un poco raro, que solo quería que lo supiera, que le íbamos a coger muestra de orina y a ver qué pasaba. No volví a analizar más la situación porque estaba con el otro problema de la tarde, el paciente fugado. Mientras yo estaba intentando contactar al paciente missing (La historia la he explicado en este post ) recibo una llamada de la policía preguntándome por un paciente. Estaba flipando. ¿La policía? la conversación con ellos fue algo así: 

-Hola, soy la policia fulanita ¿menganito está en tu planta?
-Sí
- Es que nos está llamando. 
- ¿cómo?
- Sí, sí, nos ha llamado diciendo que hay dos policias pegándole, ¿está todo bien? ¿tiene problemas mentales?



Esta fue mi cara de flipar muchísimo


Desde donde estaba sentada hablando por teléfono estaba viendo al paciente. Al estar la puerta abierta de su habitación lo podía ver perfectamente tumbado en la cama, despierto, solo, y parecía estar tranquilo. Ay, Carmen, ¡Qué equivocada estabas!

Yo alucinando. Le digo a la agente que el hombre es muy normal, que no ha mostrado comportamiento extraño hasta lo que yo sé, que ahora mismo iría a ver qué pasaba. Cuelgo y entonces recuerdo lo que había pasado hacia un rato de que hablaban de él y todo ese rollo. 

Antes de ir, como el hombre estaba todo tranqui en la cama decidí llamar de nuevo al móvil del paciente fugado a ver si a la tercera vez era la vencida y podía conseguir solucionar uno de los problemas de mi turno. Al fin conseguí que me contestara alguien, hablo con la mujer del señor y nada todo se aclara. Cuelgo y el teléfono vuelve a sonar. Descuelgo y es de nuevo la policía, otro agente esta vez. Me dice lo  mismo, que fulanito ha vuelto a llamar y que por lo visto es la tercera vez. Dice que ahora le están pegado el personal y su familia. Lo miro y sigue solo en la habitación, tumbado plácidamente en su cama. Me despido del poli y me dirijo a la habitación. 

El paciente parecía estar como siempre. Un señor de mediana edad normalmente majete, un poco raruno pero normal. Le pregunto que cómo está y me dice que todo bien. Le veo el móvil en la mano. A pesar de su cara buenrollera algo pasa. 

el paciente con cara de buena gente 
Le digo que la policía ha llamado y le digo que si tiene cualquier problema o si necesita cualquier cosa nos lo diga a nosotros, que no hace falta que llame a nadie que estamos ahí para ayudarlo en lo que sea. De pronto su careto cambia y yo me cago.

Transformación alucinante del paciente en alguien fuera de sí mismo

De repente mira con cara de "te odio perra del infierno" y  me dice que le queremos matar. Su familia y todos nosotros estamos ahí para matarle, que no sabe que ha hecho en la vida para estar ahí encerrado pero que necesita que venga la policía para ayudarle porque lo vamos a matar y así un bucle sin fin de me queréis matar y sois lo peor y blablabla. Se levanta de la cama y está dispuesto a marcharse de ese lugar en el que se encuentra. Yo estoy a punto de desmayarme. Tengo que admitir que estas situaciones me suelen superar, creo que necesito más tablas y me cuesta a veces saber como redirigir las situaciones de este tipo. Aparte me cuesta tres veces más al ser en otro idioma. Razonar  con alguien al que le importan un pimiento tus explicaciones en castellano tiene tela, y en inglés pues ni te cuento. Total, que el hombre se echa al pasillo y se pone a entrar en la habitación de señoras diciendo que le ayuden que le quieren retener y que le estamos matando. 

Yo estaba en plan ¿¿ME PUEDE PASAR ALGO MÁS??? ¿SE PUEDE TORCER MÁS LA TARDE? AGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGG

Me puse en plan disco rallado, que estás aquí porque te han operado, que parece que lo que tienes es una infección de orina y por eso te encuentras algo confundido, que estamos para ayudarle, que no queremos hacerle daño y así tres cientas veces de diferentes maneras y nada. 

Toda habitación que veía entraba. Se estaba poniendo algo agresivo, conseguí ver a una auxiliar, le dije que por favor llamara al compañero, que llamaran al médico, que alguien viniera conmigo porque se nos iba de la planta. El hombre cogió la directa hacia los ascensores, yo intentando razonar con él y él a lo suyo. 

De pronto viene mi compañero y la médico que al menos estaba ya prevenida de que el hombre estaba comportándose raruno. Le digo que en la orina habíamos mirado con las tiras esas que tenemos y que salía todo positivo, que parecía que había infección. Viene un celador, el de seguridad y hasta el vecino del quinto. Seguimos intentando que se tranquilice, al menos que se siente aunque sea en el descansillo. Una mujer en silla de ruedas que pasaba por allí se queda mirándonos atenta, solo le faltan las palomitas para disfrutar más de la situación. 

Por fin, parece que el mensaje le penetra en el cerebro y el hombre empieza a estar algo más tranquilo, aunque sigue llamando a su mujer con el móvil, a sus amigos y a la policía diciéndole todo tipo de cosas alucinantes. 

Por suerte la compañera de la mañana no le había quitado la vía al buen hombre, conseguimos que se convenza de que lo que le vamos a meter por ahí no le va a matar y le ponemos antibióticos y paracetamol para la fiebre. 

La tarde fue muy movida. Mucho.Tuve que hablar con su señora por teléfono que estaba con un ataque de nervios. A él lo fuimos devolviendo poco a poco a la planta, primero le dejamos en un ordenador entretenido, con una auxiliar a su lado todo el rato por si volvía a decidir que se marchaba y más tarde se quedó con nosotros en la oficina. Por suerte entró en razón y volvió a su habitación a última hora. 

Todo esto mientras intentaba llevar todo lo demás: la fuga del otro paciente (hay que rellenar una cosa online como para reportar que se han marchado sin avisar), pacientes con dolor, pacientes demandantes y una señora que había tenido reacción alérgica a la heparina intravenosa y que estaba super mala, malísima y necesitaba de toda mi atención. 

Puede que este haya sido uno de los peores turnos de mi vida, sin duda. 

Ah por cierto, al día siguiente el hombre se acordaba de todo, se encontraba perfectamente los antibióticos le habían ido de cine. Estaba avergonzado, me pidió disculpas y tanto él como su señora me dieron las gracias por todo. Alucinante lo que puede hacer una infección con nuestras cabezas. 

martes, 17 de marzo de 2015

El paciente que desaparece

El otro día me pasó algo que todavía no me había ocurrido, ni en España ni aquí en England. Tenía que pasar por esta experiencia, supongo, pero la verdad es que no me apetecía nada vivirla. 

Todo empezó en el momento del cambio de turno cuando la enfermera de la mañana me explica que el paciente le había dicho al médico que quería marcharse ese mismo día a pesar de estar con antibióticos intravenosos y estar en algunos momentos con temperatura de más de 38 grados. El médico le recomendó quedarse en el hospital para terminar con el tratamiento antibiótico pero el señor debió entender:"váyase, no hay problema, eres libre del todo, libre como el sol cuando amanece, tú eres libre, como el mar, como el ave que escapó de su prisión" porque el hombre hizo chas y desapareció de mi lado. Ríete tú de los espías y los ninjas, este hombre fue realmente discreto porque nadie lo vio marcharse. Cogió sus calzoncillos y se piró. Tal cuál. 

Llegué a su habitación y un barullo de sábanas y mantas sobre la cama me indicaron que efectivamente en esa habitación había estado alguien, pero ni su mochila ni sus cosas estaban. Sólo dejó atrás un gel de baño axe y una cuchilla, supongo que quería ir ligero de peso y aquel gel y la pobre cuchilla de afeitar no entraban en su plan de fuga. 

Me quedé a cuadros. 
Este fue más o menos mi careto
Y este el de mis compañeros cuando se enteraron de la fuga

Por supuesto esto me ha ocurrido en UK, en el que hay que seguir un protocolo y hay que llamar a la manager de no se qué y a la vecina del quinto. Me dicen que como el hombre estaba en sus cabales que no hace falta que llame a la policía ¡Menos mal! pero que tengo que localizarlo y asegurarme de que de camino a su casa no le ha atropellado un camión o ha desaparecido en el aire a lo Mary Poppins. Evidentemente no iba a ser todo tan fácil, cuando reviso las notas del paciente no hay ningún teléfono apuntado. Ni de él, ni de su familia. El recuadro está vacío y a mí me entran ganas de llorar y de gritar porque encima de estar solucionando esa mierda tengo a no sé cuantos pacientes tocando al timbre porque tienen dolor o mil cosas. Total, que me pongo a buscar por todas las notas como una loca en busca del algún teléfono o lo que sea para poder contactar con él porque si no tendría que llamar a la policía para que fuera a su casa y se aseguraran de que está sano y salvo. Finalmente en un papelucho fotocopiado medio borroso veo un móvil, llamo y me contesta una mujer que me dice que es la pareja del desaparecido que por qué llamo si él está bien y en casa que el médico le ha dado el alta que todo bien. Y yo en plan: "Señora, su novio/pareja o amante bandido se ha ido sin avisar a nadie en contra de la recomendación médica pero solo quiero asegurarme de qué está bien" y la mujer diciendo que todo guay del paraguay y todos tan contentos. Todo este follón sucedió porque al señor no le dio la gana firmar el papelito  de "me doy el alta a mí mismo", eso me hubiera facilitado mucho la vida. Así que pacientes huidizos del mundo, por favor, firmad el papel de self discharge y dejad a las enfermeras tranquilas. Gracias.