Os presento a mi bicicleta.: viejuna, comprada por ebay y muy útil. Tres semanas estuvo junto a mí, vino conmigo a trabajar, a comprar al suúper, a dar un paseo pero no pudimos compartir más momentos juntas, desgraciadamente alguien se interpuso en nuestra relación.
Ahora me toca presentaros a la que brevemente fue la bicicleta de J. Él dice que es azul, yo digo que es verde. Cada uno la ve de un color, pero eso es lo de menos, era su bici. Mas viejuna todavía, más oxido no podía tener. La compró un jueves, el viernes se dedicó a quitarle el óxido con cocacola (¡ojo! funciona), entre el sábado y el domingo le cambió las ruedas y la probó 1 minuto calle abajo. Y el lunes por la noche desapareció de nuestras vidas.
Tuvimos una relación breve pero intensa con ellas y la pérdida ha sido muy dolorosa. La madrugada del lunes al martes alguien entro en nuestro jardín trasero, imaginamos que trepando la valla, cogió las bicis, abrió la puerta del jardín, que por dentro no estaba bloqueada, y se las llevó. Y así fue como desaparecieron de nuestras vidas. Cuando por la mañana J. abrió la ventana del dormitorio se sorprendió al comprobar que algo faltaba y efectivamente así era. Qué cara de tonto se te queda, que impotencia y rabia. Ya no por las bicis, no eran nuevas, no costaron cientos de libras, es por el hecho que alguien entre en tu casa y disponga de algo que es tuyo. Te sientes vulnerable. Yo no estaba en casa porque estaba trabajando, pero J. sí y él no escuchó nada.
Se lo contamos a nuestra vecina nonagenaria, un día os tengo que hablar de ella, y nos dijo que el año pasado, una noche, estando en el piso de arriba escuchó ruidos. Bajó las escaleras y descubrió que había un tipo (burglar se le dice por aquí a los ladrones de casas) intentando entrar a su casa a través de la puerta del jardín. Arghhhhhh y se ve que ella le gritó ¿qué cojones te crees que estás haciendo? (me encanta esta mujer, os tengo que hablar de ella). Total, que el tío salió corriendo al verla y todo quedó en un susto. Pobre mujer, sinceramente, creo que es peor lo suyo que lo de nuestras bicis.
Llamamos a la policía para denunciarlo, simplemente para que quedara constancia, es difícil que las encuentren. Aunque yo me pregunto, en este país, en el que disponen del 30 % de cámaras CCTV del mundo; ¡El 30%! un montón de cámaras nos graban por todas partes, y digo yo, ¿eso no lo pueden usar para encontrar a quién nos ha robado? En fin, da igual, que lo dijimos en la policía y pensamos que pasarían de nuestro careto. Nos tomaron nota y ya está.
Sin embargo, al día siguiente se presentó una pareja de policías en casa, estuvieron en el jardín, mirándolo todo, y haciendo preguntas...alucinada, por dos bicis, jeje. Nos dieron su teléfono (el del policía) y su correo electrónico para que mandara las fotos y por si necesitábamos algo.
Y ya está. Ya casi ha pasado una semana, pero todavía por la noche me voy a dormir pensando si van a entrarme a robar o sólo quedará con las bicis. ¡Qué mal!
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