lunes, 8 de julio de 2013

El fantasma inglés

Cuando nos mudamos a nuestra casa sabíamos por el casero que íbamos a vivir también con un inglés durante unos días (él por lo visto estaba a punto de mudarse). Menos mal que nos lo dijo porque casi ni nos enteramos que vivíamos con alguien más. El chaval solo salía de la habitación "to spend a penny*" o para salir a la calle rápido rápido y comprarse algo de comer en plan take away

No podíamos saber que vivíamos con alguien mirando los muebles de la cocina o las neveras (sí, tenemos más de una). El chico no tenía nada en ninguna de ellas, ni un triste cartón de leche, ni el típico tomate pocho, nada. Tampoco en los muebles de la cocina se veía nada que pudiera indicar vida en la casa, sólo vimos un par de platos y un tenedor, nada del otro mundo, ni sartén, ni cacerola, ni ná.

Nevera de Martin, nuestro compi fantasma

En el comedor no había rastro de vida humana tampoco, y lo único que nos indicaba que vivía alguien es que había basura en el contenedor de la puerta y que un día vimos ropa en el tendedero. 

El inglés era muy escurridizo, aprovechaba cuando nos íbamos para salir de su guarida. Imaginábamos que estaba sondado, que tenía un hornillo dentro de la habitación y nevera y que no tenía necesidad ninguna de salir de su cueva. 

El primero en encontrárselo fue mi compi JL, dice que mientras hablaban el chico tenía la mano en la maneta de la puerta, deseando acabar la conversación y volver a su nido. En el segundo encuentro estábamos JL y yo, y alguna frase dijo más, aparte de su nombre le pregunté alguna cosilla más pero también estaba deseando esconderse. Queríamos hablar con él, por una razón totalmente egoísta: relacionarnos con alguien de aquí y hablar inglés y la otra razón era para poder preguntarle cosas de la casa, como el tema de la recogida de basuras (aquí no recogen la basura todos los días), o sobre la licencia de la TV, si él la pagaba para su habitación...en fin...preguntas que tuvieron que esperar hasta un cuarto, quinto y sexto encuentro. Al final hasta hubo un día en el que llegó a casa y en lugar de correr hasta su habitación entró en el comedor y nos saludó, otro día se animó a subir con nosotros a la buhardilla terrorífica y cotillear, nos explico cosas de él...en fin, una pena que se haya marchado (sin despedirse), estoy segura que con el tiempo al final hubiera dejado de ser tan escurridizo. 

¡¡¡¡Martin te queremos, allá dónde te escondas ahora!!!


*hacer pis

1 comentario:

  1. Leí algo en la prensa de un estrangulador ingles que la policía estaba buscando ...

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hola boquerones y boqueronas